Del sexo está sobrevalorado

  • Hace 10 kilos yo corría.

Pues sí esta afirmación, que igual te pueda parecer petulante, es tan cierta como la vida misma.

Que no es que corriera mucho, tampoco es eso. Hacía algún maratón al año, 4 o 5 medias maratón, como 14 o 15 carreras de 10 kilómetros y 4 o 5 Triatlones.

Mis mejores marcas, todas ellas de hace cinco años, no es que fueran gran cosa, “reguleras” tirando a discretas:

Bajé una sola vez de 38 en 10K, aunque siempre me movía entre los 38 y largos y los 39.

En media maratón nunca bajé de una hora y veintiséis minutos, aunque paré el reloj en esa cifra más de una veintena de veces. Moviéndome casi por debajo de la hora y media.

Y en maratón, la espinita estuvo clava en intentar bajar de las tres horas, pero lo más que pude acercarme fueron tres horas dos minutos y un segundo.

Dicho lo cual te diré algo que ya sabes: llegó el coronavirus, con ese primer confinamiento (si he puesto primer, espero haberme equivocado, pero mucho me temo…) y con él los 10 kilos que me impiden correr.

Cuando digo eso, no es que esté impedido físicamente, no es eso. Estoy saliendo a correr, voy a ser sincero, no sea que te metas en Strava, una semana con otra los 35 kilómetros no me los quita nadie

La carrera de las bolsitas amarillas
La carrera de las bolsitas amarillas

Pero cuando digo que no corro, es porque mis ritmos no son los que me gustaría, como diría mi amiga Carmencita, son chotunos. Todo sea dicho con el mayor de los respetos para los ritmos que cada cual lleve corriendo. En esto del correr, “cauno es cauno y tié sus caunás”, lo que para uno es chotuno para otro es la leche y el mismo mérito tiene correr a tres treinta un diez mil que hacerlo a seis treinta en función de “cauno”.

  • Entonces ¿cuáles son ahora tus ritmos? ¿por qué no pones medidas?

Como diría Jack el Destripador, vayamos por partes. En la época post confinamiento, bajar de cinco minutos y medio por kilómetro, me parece una heroicidad y a duras penas lo voy consiguiendo.

Y con respecto a las medidas (pónselo, póntelo), ponerlas las pongo, no en forma de dieta, nunca la he hecho, sino en forma de insistencia y de ir poco a poco. Para que esos 10 kilos vayan desapareciendo y para que el cuerpo que es sabio se acostumbre de nuevo a sus ritmos.

Hay que cuidar el templo y más desde la perspectiva de que no hay carreras a la vista. Aunque te puedo prometer y prometo y hasta puede que lo cumpla, que igual que hace 10 kilos yo corría, volveré a correr, con esos 10 kilos, sin ellos o con otros 20 que me eché encima.

Porque por encima de ritmos, carreras y leches, la sensación de libertad y el despeje mental que te da el correr, no te lo da ninguna otra cosa: ni nadar, ni la bici, ni lo único. Toma nota y hazme caso, el sexo está sobrevalorado, donde esté el correr.

Que la fuerza te acompañe.